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Motivación para estudiar

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Sabemos que la motivación es un proceso que se da en nuestro cerebro, es mucho más cotidiano de lo que pensamos, y se da casi de manera inconsciente. La motivación es aquello que nos impulsa a hacer cualquier acción que realicemos en el día a día, y aunque sea tan frecuente, es al mismo tiempo algo tan complejo que hemos decidido crear un artículo aparte para explicarlo mejor (Guía completa sobre la Motivación)

Ahora, existen diferentes tipos de motivación y uno de ellos es La Motivación Para Estudiar.

 

¿Qué es la motivación para estudiar?

 

La motivación para estudiar representa el deseo, el interés genuino que un estudiante tiene acerca de su responsabilidad más grande: estudiar. Cuando un alumno está verdaderamente interesado en estudiar, también se dice que está motivado para estudiar, pero la cosa no es tan sencilla como tener o no tener ganas de estudiar.

Todas las personas, en más de una oportunidad y por diferentes razones, hemos experimentado la falta de motivación para estudiar. Cuando alguien no tiene ganas de estudiar, hay que identificar la causa de esa falta de motivación para el estudio, y luego trazar una estrategia con técnicas que ayuden a levantar esos ánimos para estudiar.

 

motbacion-estudiar¿Cómo ponerse a estudiar?

 

La falta de motivación para los estudios suele ser fácil de identificar, porque usualmente comienza con nosotros mismos diciendo cosas como: “No tengo ánimos para estudiar”, o “no me apetece estudiar”, y en el caso más extremo y crítico: “no tengo ganas de estudiar y mañana tengo examen”

Lo más importante es dar el primer paso, es decir, identificar esa falta de motivación por los estudios, admitir que es uno el que no tiene ánimos para estudiar. Luego de eso, debemos identificar qué es exactamente lo que nos lleva a no querer estudiar.

Hay autores que proponen que cuando una persona no tiene motivación por algo, en realidad se debe a que está más motivado por otra causa que le impide realizar la primera. Es decir, que si yo no estoy motivado para estudiar y en vez de eso me dedico a ver tv, significa que mi motivación por ver tv es mayor, y por eso no me pongo a estudiar.

Entonces, para ponerse a estudiar cuando no hay motivación, lo que se debe hacer es cumplir un proceso que tiene varias etapas donde se atenderán diferentes formas de motivación.

 

Etapa 1: Asumir la falta de motivación

 

Es importante ser honestos con nosotros mismos y admitir que si no nos ponemos a estudiar, no es porque el principal obstáculo somos nosotros mismos. Es cierto que existen elementos distractores, pero en la medida en la que seamos conscientes de que ponernos a estudiar es una decisión, tendremos el panorama más claro.

 

Etapa 2: identificar el elemento distractor

 

La falta de motivación suele estar asociada a elementos que de un modo u otro contribuyen a que la motivación disminuya, pero también sucede que esos elementos distractores no siempre aparecen por sí solos, hay ocasiones en las que los buscamos como excusa para no ponernos a estudiar.

Por eso, es importante cumplir primero el paso 1 y asumir nuestra falta de motivación, una vez que lo hayamos hecho, debemos identificar cuáles son los elementos que nos distraen de nuestro objetivo, que es ponernos a estudiar.

Los elementos distractores más comunes suelen estar asociados al ocio y entretenimiento, como lo son la tv, el internet y las redes sociales. Sin embargo, cuando no estamos motivados, cualquier cosa puede distraernos y ahí entra un gran villano en acción llamado “Procastinación”.

La procastinación, según varios autores de la psicología moderna, es ese fenómeno en el cual una persona de manera inconsciente siempre encuentra actividades a realizar, que lo ayuden a postergar otra que debe pero no quiere ejecutar.

Un ejemplo de procastinación es cuando debemos ponernos a estudiar pero vamos a la cocina, vemos los platos sucios y nos ponemos a lavarlos. Luego, pasamos al patio y decidimos que el perro necesita un baño, y así sucesivamente, encontrando ocupaciones que nos alejen de esa tarea que no queremos cumplir, que en este caso es estudiar.

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Etapa 3: diseñar y ejecutar una estrategia para combatir los elementos distractores

 

Una vez que admitimos que no queremos estudiar y que logramos identificar los elementos que nos distraen, es momento de actuar.

Lo primero es diseñar un plan, y debes hacerlo según tu reflexión, porque cada caso es distinto. Sin embargo, acá te ofrecemos una sugerencia de tres pasos, un ABC para combatir elementos distractores

  1. A) Acondiciona el ambiente: Elimina todo rasgo de distracción, es decir, apaga la tv, el celular, trata de que haya silencio si el ruido te distrae. Trata de que el sitio donde vayas a estudiar esté libre de todos esos elementos distractores que ya identificas
  2. B) Programa recordatorios: Hay quienes se van por el estilo de la vieja escuela y mantienen una cartelera o colocan notas en la puerta de la nevera o en los lugares que se frecuentan a cada instante. Pero también existen alternativas mucho más tecnológicas como aplicaciones, agendas electrónicas, entre otras.
  3. C) Edúcate a ti mismo: Es cierto que estudiamos para aprender, pero a veces necesitamos aprender algo antes de ponernos a estudiar: los logros, beneficios y satisfacciones de estudiar.

Este último paso es más introspectivo, de reflexión, por lo que proponemos el siguiente ejercicio: toma una hoja en blanco y haz una lista de los beneficios inmediatos de estudiar (aprobar una materia, aprender sobre el tema estudiado, terminar un curso, avanzar sin retrasos, desocuparse y tener tiempo libre para otras tareas, entre otros) y luego otra con los beneficios a largo plazo (terminar la carrera, convertirse en un experto en el área estudiada, conseguir un empleo, entre otras)

Una vez que tengas esa lista terminada, mírala con atención y pregúntate si vale la pena desperdiciar todos esos beneficios solo por no tener ganas de estudiar. Piensa en todo lo que dejarás de lograr, en todo lo que no podrás realizar solo por no estudiar. Esa reflexión debería ayudarte a entender que la mejor decisión que puedes tomar es ponerte a estudiar.

 

Etapa 4: Mejora y aumenta los incentivos:

 

Es importante que haya cosas que te ayuden a querer estudiar, como por ejemplo, fijarte la meta de que una vez que termines de hacerlo satisfactoriamente, podrás ver tv o ir a comer un helado. También puedes automotivarte premiándote a ti miso por el esfuerzo.

 

Etapa 5: Balancea tu motivación

 

Aunque mucha gente pueda no estar de acuerdo, a veces la motivación negativa puede ayudar de cierto modo. Si quieres saber a profundida de qué trata la motivación negativa, en resumen, es aquella motivación que surge cuando queremos evitar un castigo o una consecuencia indeseable.

Es bueno tener motivación positiva, hacer las cosas pensando en los beneficios y las cosas provechosas que resultarán de esa tarea, pero estudiar a veces es algo que nos cuesta mucho y tenemos que buscar todos los recursos posibles para lograr concentrarnos y mantenernos motivados a la hora de hacerlo.

¿Cómo puedes balancear tu motivación? Creando un equilibrio entre motivación positiva y motivación negativa, al mismo tiempo que también lo haces en cuanto a motivación intrínseca y motivación extrínseca. Es decir, así como debe haber una recompensa por estudiar, debería haber un castigo por no hacerlo, y así como debería haber beneficios tangibles (premios o recompensas) también debe haber algo más profundo que te motive, como la satisfacción de lograr aprobar el examen para el e estás estudiando.

Recuerda, si deseas profundizar sobre los tipos de motivación o conocer más ejemplos de motivación negativa, positiva, extrínseca e intrínseca.

como-ponerse-a-estudiar

consejos-de-estudioConsejos para mejorar el rendimiento de estudio

 

Ponerse a estudiar no lo es todo, lograr cumplir las cinco etapas que te hemos mostrado te puede ayudar a que te pongas a estudiar incluso cuando has perdido la motivación, pero el camino no termina allí, pues lo ideal es que ese estudio rinda frutos y sea lo más provechoso posible.

De nada nos sirve ponernos a estudiar si igual no lograremos el objetivo de aprobar el examen o aprender realmente sobre el tema tratado. A continuación algunos consejos que pueden ayudarte a sacarle mayor provecho al estudio:

  • Siéntete cómodo: ¿Recuerdas el paso de acondicionar el ambiente? Pues esto va mucho más allá de eliminar las distracciones. La idea es que estudies con la mayor comodidad posible, no solo en ambientes agradables sino con condiciones agradables. Ponte tu ropa más cómoda, coloca música si sientes que eso te inspira (no lo hagas si cree que te puede distraer) e incluso hazlo como mejor te parezca.

Hay personas a quienes les gusta leer acostados, incluso hay otros a los que les gusta hacerlo de pie o hasta caminando. La comodidad y la creatividad no deberían tener límites, descubre tú propia manera de estudiar y hazlo.

  • Prepárate: Haz todo lo que tengas que hacer antes de empezar a estudiar para que luego no tengas excusas ni distracciones, y esto incluye alimentarse bien y preparar unos bocadillos o incluso café, dependiendo de los gustos y necesidades de cada quien.

Estudios han revelado (y no hay que ser un genio para saberlo) que las personas que mejor desayunan, son quienes más provecho pueden sacarle a su cerebro. Por eso, mantente bien alimentado y bien hidratado.

Hay quienes prefieren estudiar a primera hora de la mañana, otros después de un baño. Sea como sea, define ese tipo de detalles y llévalos a cabo para que tu estudio sea lo más provechoso posible. Pero no lo olvides: no caigas en la procastinación.

  • Usa todos los recursos que puedas: Hay quienes prefieren leer libros o textos impresos, hay otros más tecnológicos que prefieren aplicaciones y dispositivos electrónicos. Hay quienes prefieren leer un artículo y otros optan más por las discusiones en foros. Sea cual sea la forma con la que más a gusto te sientas, úsala. No te quedes con los recursos que todo mundo usa, sé libre y descubre cuáles son las herramientas que más provecho te aportan a  ti a la hora de estudiar.

 

Esperamos que estos tips te hayan sido útiles para que frases como “no me apetece estudiar”,  “no tengo ganas de estudiar” o “no encuentro motivación para estudiar”, sean cosa del paso y ahora no existan más excusas para que estudies y logres tus objetivos.