
Diversos autores del campo de la psicología han determinado que la motivación es algo tan complejo que puede darse de diferentes maneras, y al mismo tiempo también han establecido que no todas las personas necesitan el mismo tipo de motivación. En este artículo te desgranamos los tipos de motivación que existen, te las enumeramos y te las explicamos brevemente. ¿Empezamos?
Conociendo los diferentes tipos de motivación que existen, podrás aprender, no solo a diferenciar cuál es la que necesitas según tus circunstancias, sino que incluso aprenderás a conocerte un poco más a ti mismo; lo que te permitirá alcanzar tus objetivos.
¿Cuáles son los tipos de motivación?
Los tipos de motivación pueden a su vez ser clasificados de diferentes maneras, la primera de ellas sería
1) Motivación según el resultado deseado:
Motivación positiva:
Dentro del mundo de la psicología varios autores han desarrollado la teoría de que las personas pueden aprender conductas a través de estímulos, esos estímulos pueden ser diversos, y uno de ellos es conocido como recompensa.
Cuando una persona está motivada a realizar algo por la recompensa que puede obtener, se le llama motivación positiva. Un ejemplo muy claro de ello sería un niño que sabe que si obtiene buenas calificaciones en el colegio, sus padres lo felicitarán y seguramente lo llevarán de paseo.
Lo interesante de la motivación positiva es que ese premio o recompensa final puede terminar siendo un factor clave para que cierta conducta se convierta en un hábito. Por ejemplo: si nos agrada mucho ver a nuestros hijos felices y sabemos lo mucho que les encanta ir al cine, las salidas a ver películas pueden terminar por convertirse en un hábito frecuente.
Consejo:
Cuando tratemos de motivarnos a nosotros mismos o a otros a través de un premio o recompensa, debemos tratar, en la medida de lo posible, que no siempre sea través de cuestiones materiales, para evitar efectos negativos cuando no podamos ofrecer dicha recompensa material.
En conclusión, podemos decir que una motivación es positiva cuando realizamos una acción para obtener un resultado que nos agrada.
Motivación negativa:
Como su nombre bien lo expresa, es lo opuesto a la anterior. Sin embargo, al igual que en el caso de la motivación Positiva, gracias a años de estudios por parte de muchos autores en el mundo de la psicología, se ha descubierto que hay personas que se motivan a realizar una acción, no para obtener una recompensa sino para evitar un castigo.
Se le llama motivación negativa cuando realizamos acciones que probablemente no nos agradan, pero que llevamos a cabo con el fin de evitar una consecuencia que puede ser todavía más desagradable.
Un ejemplo de motivación negativa puede ser levantarnos demasiado temprano. Puede que no nos agrade pero igual lo hacemos con el fin de evitar una amonestación en el trabajo por impuntualidad.
Consejo:
Trata de convertir ese aspecto negativo que deseas evitar, en algo positivo. Si en vez de pensar que nuestro jefe no se va a molestar con nosotros, más bien nos concentramos en que va a estar a gusto con nuestro desempeño, las cosas pueden ser distintas y puede ser mucho más fácil motivarnos. Si en vez de evitar un regaño nos enfocamos en obtener un comentario positivo, la motivación pasa de ser negativa a ser positiva, y por ende nos sentiremos mucho más motivados.
2) Motivación según su fuente:
Es otra manera de clasificar la motivación de acuerdo a lo que la origina, es decir, el punto originario desde donde surge la motivación..
Motivación Intrínseca:
Esta clase de motivación es aquella en la que lo que nos motiva proviene de nosotros mismos, y no de agentes externos. También puede ser definida como aquella motivación en la que lo que vamos a hacer, nos agrada demasiado y por tanto no necesitamos más recompensa que el hecho mismo.
Un ejemplo de motivación Intrínseca puede ser reparar nuestro propio auto si somos personas a quienes nos apasiona la mecánica automotriz.
Si deseas conocer más al respecto puedes ingresar aquí (motivación intrínseca) donde no solo encontrarás una definición más amplia, sino que además también conocerás los factores claves que influyen en ella, así como consejos muy útiles para aprender a desarrollarla.
Motivación extrínseca:
Este tipo de motivación proviene de agentes externos a la acción o tarea que estamos por realizar. Es decir, se trata de cuando algo no nos resulta interesante, pero lo hacemos únicamente por la recompensa o resultado que podemos obtener.
Un ejemplo bastante común de motivación extrínseca pueden ser aquellas personas a las que no les agrada en lo absoluto hacer ejercicios ni cumplir dietas, pero lo hacen porque desean sentirse y verse mejor.
Consejo:
Concéntrate en el objetivo. Si bien puede que la tarea que realizas no te parezca interesante o atractiva, ese puede ser un aspecto negativo que puede hacer que pierdas el foco y la concentración y por ende la motivación. Pero si te encuentras enfocado en tu objetivo y en obtener los resultados deseados, la motivación se mantendrá presente.
Para lograr mantenerte motivado en este caso, te recomendamos llevar un control de tu progreso. Por ejemplo: si estás haciendo ejercicios que no te agradan pero lo haces porque deseas bajar de peso, lleva una hoja donde vayas anotando las libras semanales que vas perdiendo.
Si por otro lado, se trata de que realices un trabajo que no te parece interesante pero que igual lo cumples por el salario que ganas en él, haz una lista de las cosas que has podido comprar o podrás comprar a futuro, gracias a ese trabajo.
3) Motivación según el ambiente o contexto
La motivación de un individuo también se puede clasificar según los distintos escenarios donde se desenvuelva, a continuación algunas de ellas:
Motivación laboral:
Esta es tal vez la motivación más estudiada hoy en día porque nos preocupa a todas las personas que realizamos labores para sustentarnos.
“Si el trabajo fuese divertido no te pagarían por hacerlo” es una frase muy común en aquellas personas que no saben encontrar una motivación intrínseca hacia el trabajo.
Incluso los freelancers, término muy de moda hoy día y que refiere a aquellas personas que trabajan de manera independiente; necesitan motivación laboral para poder llevar cabo las tareas requeridas por sus clientes.
La motivación laboral es un tema tan complejo que hemos decidido desarrollarlo en artículo aparte al cual puedes ingresar aquí (motivación laboral), pero te adelantamos un consejo: No lo dejes todo a la parte externa, no dejes que sea solo el salario lo que te motive, ingresa al link y descubre las diferentes maneras en las que puedes motivarte a ti mismo en el trabajo para que sea una actividad productiva y provechosa.
Motivación Deportiva:
No hace falta ser un genio para entender que este tipo de motivación atiende a los escenarios ligados al deporte y la actividad física y recreativa, pero contrario a lo que muchos puedan pensar, no se trata solo de aquellas personas que son deportistas profesionales o atletas de alto rendimiento.
El deporte forma parte de la salud de las personas, y por lo tanto, es materia que nos atañe a todos. Tener motivación deportiva puede ayudarte a desplazarte mejor hacia tu lugar de trabajo si no tienes automóvil, o incluso a mejorar tu salud cuando el médico te hace recetado hacer ejercicios. En este artículo encentrarás mayor profundidad en definiciones de autores sobre la motivación deportiva, así como consejos útiles para personas de todas las edades.
Motivación educativa:
Uno de los conceptos de motivación habla de que es el motor que nos impulsa a realizar todas aquellas acciones que requieren un esfuerzo tanto mental como físico. Estudiar es un gran ejemplo de ello, y por lo tanto, no es extraño que podamos necesitar, en más de una ocasión, motivarnos a nosotros mismos para poder estudiar.
Lo primero que hay que tener en claro respecto a la motivación educativa, también conocida como motivación académica, es que hay diferentes etapas y niveles, y que el principal consejo es que debemos trazarnos objetivos específicos que nos conlleven a lograr el objetivo general.
Un ejemplo de un objetivo específico en materia de motivación educativa sería aprobar el curso de matemáticas. Una vez que aprobamos ese curso podemos pasar al siguiente nivel y cursar otras materias, y así sucesivamente hasta que logremos la meta de graduarnos en la carrera universitaria a la que hemos ingresado.
Entrando a este link (motivación para estudiar) encontrarás consejos muy útiles, no solo para motivarte tú mismo en tus estudios, sino incluso para que el logro de tus objetivos pueda ser más efectivo.
4) Motivación General:
Este último tipo de motivación es el que nos atañe a todos, el mismo que muchos autores han decidido llamar motivación personal. Sea cual sea el ámbito en el que estemos, sea cual sea la actividad que realicemos, todos debemos atravesar lo que se conoce como factores de la motivación personal.
Por un lado tenemos la motivación básica o primaria, que es aquel deseo de satisfacer necesidades de supervivencia como lo son comer, dormir, tomar agua, etc. Todos experimentamos ese tipo de motivación desde que nacemos.
Por otro lado tenemos el factor de la motivación secundaria, que no siempre están ligados a la motivación primaria o básica, y busca satisfacer necesidades más complejas como fama, reconocimiento, amor, entre otras.
Por último, tenemos dentro de la motivación general, a la motivación cotidiana. Esta es aplicable a todos los ámbitos, pero refiere principalmente al compromiso que tenemos con esa actividad que realizamos diariamente. Si somos empleados de una oficina, nuestra motivación cotidiana se refiere al grado de respeto que tenemos por lo que allí hacemos, al interés por la función que cumplimos en la empresa.
Puede que tengamos un trabajo muy bien remunerado y esa sea nuestra mayor motivación, pero si no sentimos respeto y compromiso por lo que hacemos, no tendremos motivación cotidiana, y tarde o temprano eso influirá en nuestra motivación laboral y se verá reflejado en nuestro desempeño.
Desmotivación:
“si existe el cielo, también existe el infierno”, dirían algún sabio de la cultura popular. Hay autores que afirman que la desmotivación no existe, pues si usted no está motivado a realizar una acción es porque en realidad está motivado a realizar otra que le nula el interés por la primera.
Por ejemplo, si yo no quiero ir al trabajo es que porque estoy más motivado a quedarme en casa viendo tv. Pero existen quienes afirman que si aborrecemos por completo una actividad, no nos interesaría nada más que no hacerla. Sea como sea, son puntos de vista y cada quien puede formarse su propia opinión sobre la motivación.
Formas de motivación
Para cerrar este artículo te mostramos las formas de motivarte a ti mismo según el tipo de motivación que deseas alcanzar:
1) identifica el tipo de motivación que necesitas: determina si es primaria o secundaria, luego el ámbito en el que te encuentras (laboral, deportiva, académica, etc) y traza un plan a partir de ello
2) Toma como ejemplo a colegas admirables: si es académica, toma como ejemplo a compañeros de clases sobresalientes. Si es laboral, imita los hábitos de ee compañero de trabajo que siempre se destaca, y así sucesivamente.
3) Transforma tu motivación extrínseca en intrínseca: siempre hay una manera de que no sea solo el resultado lo que nos motive. Por ejemplo, obtener una alta calificación en un examen es una motivación interesante, pero estudiar para aprender más sobre un tema y ampliar nuestro conocimiento hará del estudio algo interesante y provechoso.
4) Diseña un plan realista y sistemático: No busques perder 20 kilos de peso en una semana, no pretendas ascender en tu primer día de trabajo. Establece objetivos específicos que te lleven, de manera paulatina, a cumplir la meta general.
5) Haz de tu motivación un hábito: Establece una rutina, no pienses solo en los resultados, piensa también en lo cotidiano, en el día a día. Ten respeto por tus compañeros de trabajo, de clases, y de todos los que te rodean, para que esa tarea que realices pueda ser interesante y verdaderamente provechosa.